jueves, 24 de noviembre de 2022

Sufrimiento

Siento el frío en mis manos, en los dedos, el dorso y la palma, un frío crudo e implacable que asciende por mis brazos y termina inundando todo mi cuerpo. A esa sensación le acompañan sentimientos de vacío, de un dolor profundo, de tristeza y enajenación de mi propio ser.

Un escalofrío, un pensamiento, una emoción. Se suceden sensaciones que me paralizan y me retrotraen a momentos del pasado. Han pasado años, pero la mente recuerda, el cuerpo tiene memoria y reacciona. Lágrimas en la oscuridad, en la soledad de aquella habitación. Y repitiéndose en mi cabeza una pregunta una y otra vez “¿Por qué?”.

Por qué sufrimos, y por qué nos ocultamos, nos escondemos, y nos avergonzamos de sentir. Sufrir nos hace humanos, forma parte de la vida.

Tal vez mensajes de infancia como “no llores, no es para tanto, tienes que ser fuerte…” han calado demasiado hondo. Tal vez nuestro ego no acepta que ésa es otra faceta nuestra, que coexiste con todas las demás, que permitirse ser y mostrarse vulnerable no nos hace débiles, sino todo lo contrario.

En cualquiera de los casos, nada es permanente, aunque cueste verlo cuando te encuentres en el ojo del huracán, arrastrado y arrasado por una emoción tan difícil de manejar, nada dura para siempre, observa dónde sientes esa emoción, si le damos su espacio pasará.

Dejemos de huir, y empecemos a escucharnos y aceptarnos.